viernes, 13 de julio de 2007

Unos mucho y otros nada

No es un misterio. En el trabajo cotidiano escolar se sabe que hay ciertas condiciones subjetivas muy especiales que influyen en la calidad del aprendizaje. Una cosa son los ambientes de pobreza y otra cosa son pobres ambientes, pobres en estímulos, pobres en estética, pobres en creatividad. Todo parece indicar que la calidez de los ambientes puede mejorar el sentirse en «casa propia», en algo que resulta familiar y nuevo siempre, y eso es «oro puro» a la hora de las relaciones y los aprendizajes.

Ante todo compartimos las expresiones de Alfredo Astorga en su trabajo «Nuevas miradas a viejos problemas» con respecto a los que es y cómo se desarrolla el clima escolar en una institución: «entendemos por clima escolar como un conjunto de condiciones materiales y subjetivas que construye un grupo humano y que favorecen su quehacer educativo. Vuelven satisfactoria la tarea y convivencia del presente y apoyan la obtención de mejores resultados con miras al futuro. Constituye una frontera donde se cruzan seres humanos y recursos para producir atmósferas, sensaciones e impulsos especiales».

Existen al menos cuatro componentes del clima escolar a saber: los recursos físicos, la disposición y organización de los mismos, el reconocimiento de los actores y sus condiciones de trabajo y la red de comunicaciones, su flujo y dinámica. En las voluntades y acciones humanas se encuentra el ordenador y significador de estos cuatro componentes.

Se reconoce la constucción de un « microclima» que refiere a las condiciones existentes en cada aula y que se fundamenta en los espacios cotidianos del aprendizaje y de relación directa entre sujetos, (docentes- alumnos). En este escenario cuentan tanto el ambiente físico como la «química», las relaciones, las comunicaciones. Por su parte los espacios más chicos, con la construcción de esos microclimas ayudan a construir, mantener o cambiar los macroclimas o espacios mayores. Tres criterios claves habrá que tener en cuenta para comenzar : calidad, articulación y adecuación, los tres van juntos, constituyendo una unidad que posibilita la palabra y la participación.

Ahora bien, ante las expresiones antes dichas, que no son nuevas, que no pueden refutarse porque caen por su peso, nos preguntamos: ¿cuáles son las causas que impiden llevar adelante un plan de reacondicionamiento edilicio de las instituciones educativas?; ¿por qué los niños tienen que permanecer en ambientes fríos en invierno o muy calurosos en verano?, ¿por qué tienen que presenciar que se desplomen sobre sus hombros trozos de revoque de pared?, ¿o que hayan aberturas que no puedan abrirse porque se caen a pedazos?. ¿Cuál es la calidad de los ambientes que cobijan a los alumnos de la escuela pública?

Es dificil encontrar una justificación a las diferencias existentes: cualquier empleado público que pertenezca a Antel, Ute, Ose, BROU, que trabaje en una oficina goza, y está muy bien, de un ambiente bien calefaccionado, acondicionado estéticamente, por qué no, entonces contar con ambientes en igualdad de condiciones para todos los alumnos y docentes de las escuelas públicas, máxime si consideramos que con las propias características del entorno ya estamos educando.

Por años docentes, Comisión de Fomento y padres han contribuido a mantener los edificios de las instituciones educativas, contribución que no alcanza cuando los locales tienen muchos años y cuentan con instalaciones sanitarias, eléctricas y demás vetustas que, por otra parte y más grave aún, no ofrecen la seguridad para todos los que concurren diariamente a sus instalaciones. Por otra parte, los padres, vecinos y comerciantes podrán preguntarse por qué no se destinan fondos construidos con el aporte que cada uno brinda al pagar sus impuestos para la Escuela Pública. No obstante ello siguen colaborando incesantemente y son ellos, más el esfuerzo de los docentes, quienes han sido pilares fundamentales en este difícil proceso de mantenimiento.

Todo este tema, tiene un rol vital en la creación de un buen clima escolar, que si bien no crean automáticamente las condiciones favorables para el desarrollo del aprendizaje óptimo, pueden sí mal encarados provocar desajustes mayores: bajo sentido de pertenencia, distancia, incomodidad, tristeza, desgano.Se trata entonces de no subestimar este aspecto en el acto educativo, se trata además de invertir de una vez por todas en la Educación Pública.

Se trata entonces de implementar un ambiente que enseñe, en el que se haya puesto mucho olfato, mucha atención, mucho afecto, buscando armar las piezas con inteligencia y con alma.

Selva Pérez