lunes, 11 de junio de 2012

TRAZOS PARA UNA EDUCACIÓN POPULAR *


 No es fácil, ni sencillo poner sobre el tapete a la educación, si se lo quiere hacer con responsabilidad y con la seriedad que el tema merece.

El material que vamos a compartir consta de tres partes:

1º)Una breve referencia al porqué del título.

2º) Una síntesis de las diversas corrientes pedagógicas o de educación que han existido a través de la historia, como una forma de considerar la base sobre la cual se va a trabajar y  teniendo en cuenta  que en todos los docentes afloran al momento de enseñar huellas que quedaron en su matriz de aprendizaje cuando fueron estudiantes.

3º) Algunos lineamientos básicos para desarrollar la educación en un gobierno popular.



  Hemos titulado este trabajo “TRAZOS PARA UNA EDUCACIÓN POPULAR”, precisamente, porque cuando se habla de educación, es posible marcar trazos, como bosquejo, que sirva de base para un futuro desarrollo, pasible de ajustes, de rectificaciones, de complementaciones y de retroalimentaciones. 

Sin embargo, lo que no puede dudarse, es el rumbo que ese trazo marca.

Debemos tener cuidado, pues podríamos acá elaborar la más perfecta teoría educativa, con pautas claramente  delineadas, hasta previendo los más asombrosos resultados, y sin embargo,  al aplicar dicha teoría, es probable que sus resultados disten de las realidades concretas y de los intereses de la sociedad que lo va a implementar. 

  Hoy en día, no tenemos la posibilidad concreta de aplicar desde nuestro escenario ninguna política educativa, pero sí estamos en condiciones de definir qué tipo de educación queremos y cuáles son nuestros instrumentos de presente y de futuro.

     En el presente podemos encaminar nuestra lucha, la  militancia y el  trabajo diario, hacia metas concretas, en aquellos espacios que forjemos de  manera  de ir dándole forma  al futuro.

     Desde el punto de vista práctico, se trata de retomar vigorosamente la lucha contra la discriminación y la disminución de la enseñanza en las capas populares.

   Luchar  a través de la educación significa comprometerse en el esfuerzo por garantizar a los trabajadores, una enseñanza de la mejor calidad posible en las condiciones históricas actuales.

   El papel de una teoría revolucionaria de la educación es dar sustancia concreta a esa bandera de lucha de modo de evitar que sea apropiada y articulada por los intereses dominantes.

   Es,  en  el  futuro,  donde apuntaremos todas nuestras estrategias.

  Sin embargo, tendremos que preguntarnos cuál será esa realidad en concreto.

  Cuando fuerzas políticas de alto contenido popular puedan ejercer su liderazgo, tendrán  el resultado de la aplicación de sucesivas políticas educativas que se han caracterizado por estar teñidas de partidismo, de personalismo, de concentración de diversas líneas de acción, que lejos de considerar un objetivo común, responden a intereses particulares o corporativistas  en la mayoría de las veces fuertemente económicos.

Las recetas para países tercermundistas, -como el nuestro-, elaboradas en organismos internacionales o por burócratas, caen como regadas desde el cielo y  se aplican a rajatabla con la complicidad servil de los actuales gobernantes.

   Todo camino ajeno a éste, es quebrado,  porque el sistema necesita mentes dóciles y con poca o nula capacidad crítica.

Nada, pero nada de lo que han aplicado ha sido ingenuo o sin sentido. Todo tiene un rumbo. Las  orientaciones dadas a cada planificación quinquenal, se diferencian en las personas que las aplican, sin embargo las hermanan, los mismos principios y similares características:

-  abuso de poder,

- aplicación de programas que parecieran no tener conexión pero que responden a una estrategia definida por los sectores dominantes;

- superposición y multiplicidad de proyectos   que cada vez están más lejos de un objetivo popular, es decir: ¿qué hombre queremos?, por consiguiente, ¿qué sociedad queremos para nuestro país? y por último ¿qué país necesitamos y deseamos?.



AHORA  BIEN, ¿QUÉ ROL CUMPLE LA EDUCACIÓN EN UNA SOCIEDAD?

Aquí nos gustaría hacer una breve reseña de lo que han sido las diferentes corrientes a través de la historia. De esta forma conociendo nuestro pasado podremos encarar mejor el futuro.

  Consideraremos como eje las tres que nos importan por su incidencia:

 -La educación tradicional - aquella donde se decía  “la letra con sangre entra”

- La educación de la escuela nueva, y

- La educación tecnicista que en nuestro país se aplica actualmente para justificar por ejemplo el Plan Ceibal.

   Todas tienen en común que han sido generadas desde los intereses del modelo capitalista burgués.

   Podemos decir que las teorías sobre educación se pueden clasificar en dos grupos. En el primero de ellos, tenemos aquellas teorías que entienden que la educación es un instrumento de igualación social, y en el segundo grupo están las teorías que entienden que la educación, -por el contrario-, es un instrumento de discriminación social. 

  El grupo o clase que detenta mayor fuerza se convierte en dominante apropiándose de los resultados de la producción social y tendiendo, en consecuencia, a relegar a los demás a la condición de oprimidos. 

   -Dentro del primer grupo podemos citar a la educación llamada “ tradicional” .

   Los llamados “sistemas nacionales de enseñanza” se dieron a principios del siglo  XIX.

   Su organización se inspiró, en el principio según el cual la educación es el derecho de todos y el deber del Estado, y estuvo en  paralelo con el ascenso social de la burguesía.  Se trataba, de construir una sociedad democrática y de consolidar la democracia burguesa.

   Para superar la situación de opresión, propia del “Antiguo Régimen”, y acceder a un tipo de sociedad fundada en el contrato social celebrado“libremente” entre los individuos, era necesario vencer la barrera de la ignorancia.

   Sólo así sería posible transformar a los súbditos en ciudadanos, esto es, en individuos libres, esclarecidos e ilustrados.

  ¿Cómo realizar esa tarea? A través de la enseñanza. La escuela es levantada como el gran instrumento para convertir a los súbditos en ciudadanos, sacando a los hombres de su doble pecado histórico: la ignorancia, miseria moral y la opresión , miseria política”.

   A nuestro entender en ella, se apoyaron en Uruguay las propuestas educativas  de José Pedro Varela y Pedro Figari, entre otros.

   La escuela se organiza,  como una actividad centrada en el docente, el cual transmite conocimientos a sus alumnos, siguiendo una graduación lógica.  A éstos solo les corresponde aprenderlos.  Esa  forma de enseñar,  fue llamada   por Paulo Freire  “concepción bancaria” de la educación.

   Sin embargo  esta  teoría  se correspondía con determinada manera de organizar la escuela. Como las iniciativas venían de parte del profesor, lo esencial era contar con un docente razonablemente bien preparado.  

   Dentro de las críticas a la pedagogía tradicional nos gustaría citar a dos corrientes: Althusser, en lo que él denominó “Aparato Ideológico del Estado”   y posteriormente la teoría de la escuela dualista.

  Para Althusser la escuela constituye el instrumento más acabado de reproducción de las relaciones de producción de tipo capitalista. 

  Atrae a los niños de todas las clases sociales y les inculca durante años de asistencia obligatoria “saberes prácticos” determinados por  la ideología dominante.

    Una gran parte de obreros y campesinos cumple la escolaridad básica y son  introducidos  en el proceso productivo.

   Otros avanzan en la  escolarización no culminándolo, pasando a integrar los cuadros medios, es decir los “pequeños burgueses de todo tipo”.

Una pequeña parte alcanza el vértice de la pirámide escolar. Estos van a ocupar los puestos propios de los “agentes de la explotación” en el sistema productivo,  “agentes de la represión” en los aparatos represivos del Estado  y  otros como  “profesionales de la ideología”  en los aparatos ideológicos del Estado.

En todos los casos, se trata de reproducir las relaciones de explotación capitalista.

  - Por otra  parte tenemos  la teoría de la escuela dualista  que fue elaborada por C. Baudelot y R. Establet , quienes también realizan un duro cuestionamiento a la educación tradicional, como decíamos anteriormente, de fuerte apoyo en el modelo burgués.

  Sus autores se empeñan en mostrar que la escuela, pese a una apariencia unitaria y unificadora, es una escuela dividida en dos grandes redes, que corresponden a la división de la sociedad capitalista en dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado.

   Según la visión de esta teoría se ve a la escuela como aparato ideológico, la escuela cumple dos funciones básicas: contribuye a la formación de la fuerza de trabajo y a inculcar  la ideología burguesa.

  La escuela es, pues, un aparato ideológico, es decir, el aspecto ideológico es dominante y comanda el funcionamiento del aparato escolar en su conjunto.

    En el marco de la “teoría de la escuela dualista” el papel de la escuela no es, simplemente, el de reforzar y legitimar la marginalidad producida socialmente. Considerándose que el proletariado dispone de una fuerza autónoma y forja en la práctica de la lucha de clases sus propias organizaciones y su propia ideología, la escuela tiene por misión impedir el desarrollo de la ideología del proletariado y la lucha revolucionaria. Ella es organizada por la burguesía, para esto, como un aparato separado de la producción. Consecuentemente la escuela califica el trabajo intelectual y descalifica el trabajo manual, sometiendo al proletariado a la ideología burguesa bajo un disfraz pequeño-burgués.

  En consecuencia, la escuela, lejos de ser un instrumento de igualación social es, doblemente, un factor de dominación.  Convierte a los trabajadores en marginados, no sólo por referencia a la cultura burguesa, sino también en relación con el propio movimiento proletario, buscando arrancar del seno de ese movimiento,  a todos aquellos que ingresan al sistema de enseñanza. 

Otros cuestionamientos, que hacen diferentes autores a la pedagogía tradicional es el hecho que la referida escuela, más allá de no conseguir realizar su propósito de universalización (no todos ingresaban a ella ni todos los que ingresaban tenían éxito), además   debía ceder ante el hecho de que no todos los que tenían éxito,  se ajustaban al tipo de sociedad que se quería consolidar.

   Comenzaron, entonces, a crecer las críticas a esa teoría de la educación dando origen a una corriente  llamada “escuela nueva”.

  Esta teoría mantenía la creencia en el poder de la escuela y en su función de igualación social. 

  Es interesante notar que algunos de los principales representantes de la pedagogía nueva, se convirtieron a la pedagogía partir de la preocupación por los niños con capacidades diferentes, tal es el caso de  Decroly y Montessori.  A partir de las experiencias llevadas a cabo con niños con estas características  se pretendió generalizar procedimientos pedagógicos para el conjunto del sistema escolar.  Se forma, entonces, una pedagogía que aboga por un tratamiento diferencial a partir del “descubrimiento” de las diferencias individuales. Los hombres son esencialmente diferentes; no se repiten; cada individuo es único.

    Se comprende, entonces, que esa manera de entender la educación, en comparación con la pedagogía tradicional desplazó el eje de la cuestión pedagógica, del intelecto hacia el sentimiento; del aspecto lógico hacia el sicológico; de los contenidos cognitivos hacia los métodos  pedagógicos; del profesor hacia el alumno; del esfuerzo hacia el interés; de la disciplina hacia la espontaneidad; del directivismo hacia el no-directivismo; de la cantidad hacia la calidad; de una pedagogía de inspiración filosófica centrada en la ciencia de la lógica hacia una pedagogía de inspiración experimental basada principalmente en las contribuciones de la Biología y de la Sicología. En suma, se trata de una teoría pedagógica que considera que lo importante no es aprender, sino aprender a aprender.

   Sin embargo la  “Escuela Nueva” perfeccionó la calidad de la enseñanza destinada a las élites. Se ve, pues, que paradójicamente, en lugar de resolver el problema de las diferencias sociales , lo agravó. Cabe señalar que su papel se manifestó más claramente en el caso de América Latina.

  A nuestro entender nuevamente la burguesía imponía sus intereses. Ahora implementando un modelo pedagógico que, diciendo defender a los más desprotegidos, lograba al fin consolidar las diferencias.

   Con conceptos aún aplicados como “localización del curriculum”, se puede ver claramente que se pretende generar un modelo educativo que hace  tantos sistemas educativos como realidades existan.

  Se consolidan las clases sociales, los dominantes y dominados. Los hijos del poder seguirán gobernando, y los hijos de los proletarios seguirán siendo proletarios.

   Aunque aparezca como contradictorio frente a este análisis, la pedagogía tradicional es de alguna forma más revolucionaria a la hora de nivelar socialmente, que la escuela nueva.  “La tradicional les  enseñaba todo a todos”.

    Aún no conforme con los resultados, a nuestro entender, el modelo imperante ha desarrollado  en los últimos años, dos nuevas orientaciones :  una nueva pedagogía  llamada “Tecnicista” y otra que podemos enmarcar como Educación Compensatoria.

   La educación tecnicista surge a partir de cuestionamientos a  los métodos pedagógicos presentes en la Escuela Nueva. La consideran ineficiente en el uso de tecnologías. A partir del presupuesto de neutralidad científica e inspirada en los principios de racionalidad, eficiencia y productividad, esta pedagogía tecnicista  propone el reordenamiento del proceso educativo de manera de tornarlo objetivo y operacional.

  De modo semejante a lo que ocurrió con el trabajo en las  fábricas, se pretende la objetivación del trabajo pedagógico. Aquí es el trabajador quien debe adaptarse al proceso de trabajo, ya que este fue objetivado y organizado en forma parcelada.

   Se buscó planificar la educación de modo de dotarla de una organización racional capaz de minimizar las interferencias subjetivas que pudieran poner en riesgo su eficiencia.

   Para ello, es necesario operacionalizar los objetivos y, por lo menos en ciertos aspectos, mecanizar el proceso. De ahí la proliferación de propuestas pedagógicas tales como el enfoque sistemático, la micro-enseñanza, la tele-enseñanza, las máquinas de enseñar, etc.

   En la pedagogía tradicional la iniciativa correspondía al docente, que era, al mismo tiempo, el sujeto del proceso, el elemento decisivo y decisorio; en la pedagogía nueva la iniciativa se desplaza hacia el alumno; en la pedagogía tecnicista el elemento principal pasa a ser la organización racional de los medios, ocupando profesor y alumno una posición secundaria, relegados a la condición de ejecutores de un proceso cuya concepción, planeamiento, coordinación y control quedan a cargo de especialistas supuestamente habilitados, neutros, objetivos, e imparciales. La organización del proceso se convierte en la garantía de eficiencia, compensando y corrigiendo las deficiencias del profesor y maximizando los efectos de su intervención.

  Mientras en la pedagogía nueva son los profesores y los alumnos quienes deciden si utilizan o no determinados medios, en la educación  tecnicista se diría que es el proceso el que define lo que deben hacer profesores y alumnos .

  Por eso, y poniendo como ejemplo nuestro país un Presidente de la República por su solo criterio, desconociendo incluso todas las opiniones docentes vigentes,  puede adquirir  e imponer un modelo educativo en base a una computadora, que fuera denominado  Plan Ceibal.

 La educación será concebida, pues, como un subsistema cuyo funcionamiento eficiente es esencial para el equilibrio del sistema social del que participa. Desde el punto de vista pedagógico se concluye, entonces, que si para la pedagogía tradicional la cuestión central es aprender y para la pedagogía nueva aprender a aprender, para la pedagogía tecnicista lo que importa es aprender a hacer.

  Esta  pedagogía tecnicista acabará por aumentar el caos en el campo educativo generando tal nivel de discontinuidad, de heterogeneidad y de fragmentación, que prácticamente impedirá  el trabajo pedagógico. 

  Sabemos también  que buena parte de los programas internacionales que implantan  tecnología de enseñanza en nuestros  países ,  tienen  detrás otros intereses como, por ejemplo, la venta de artefactos tecnológicos obsoletos .

   Pero esto no es todo, en estos últimos años en conjunto al desarrollo del modelo capitalista se ha ido gestando un nuevo proceso que autores como Saviani han llamado  “teoría de la educación compensatoria”, cuando habla de marginalidad. 

    Cuando se dieron cuenta que existían factores externos a la enseñanza que  incidían en los rendimientos de los alumnos, implementaron políticas de asistencialismo, que ahora también debían hacerse cargo los centros de enseñanza. 

   Dice Saviani “la educación compensatoria comprende un conjunto de programas destinados a compensar deficiencias de diferentes órdenes: de salud y alimentación, familiares, emotivas, cognitivas, motoras, lingüísticas, etc. Tales programas acaban colocando bajo la responsabilidad de la educación una serie de problemas que no son específicamente educacionales, lo que significa, (... )la creencia ingenua en el poder redentor de la educación en relación con la sociedad (...) se atribuye entonces a la educación un conjunto de papeles que, en suma, abarcan las diferentes modalidades de política social. La consecuencia es la pulverización de esfuerzos y recursos con resultados prácticamente nulos desde el punto de vista propiamente educacional”.

  En efecto, tal tendencia termina por configurar una nueva forma de rondar el problema en lugar de atacarlo de frente”.

   En nuestro país esto se ha manifestado de las más diversas formas. Escuela de Tiempo Completo, comedores escolares, Programa de verano educativo, y una multiplicidad de acciones sociales que distan cada vez más del hecho de impartir educación. El sistema educativo cumple con una cobertura social de continentación frente al fracaso del modelo económico imperante. El modelo genera cada vez más pobre y  una de las formas que las clases dominantes tienen para disimular el problema es hacerlo abordar por el sistema público de educación, junto con la aplicación de diferentes formas de asistencialismo, que no hacen otra cosa que consolidar la marginación y la pobreza en todas sus expresiones.





 Es imposible afirmar que la educación pueda transformar la realidad en su esencia, sería una visión de una educación omnipotente, basada en una postura ingenua, en un análisis muy simplista de la realidad. Existe un modelo económico, social y cultural que impera y determina características a la sociedad; sin embargo se puede sostener que la educación tiene un poder real que posibilita educar en la reflexión, educar en el análisis de la realidad para comprender la interrelación entre las diversas variables que afecta a cada decisión del poder de turno en pro de la consecución de sus objetivos.

La educación enseña a seleccionar la información necesaria para comprender un hecho social, enseña a develar intencionalidades, estimula la capacidad de crear estrategias transformadoras de la realidad, acciona el pensamiento reflexivo, que puede alzar su voz ante una determinación del gobierno de turno, enlenteciendo su accionar o por qué no, cambiándola de rumbo.

    Esta sería nuestra concepción en una sociedad como la actual, sin embargo si logramos cambiar el modelo de sociedad imperante, por un modelo en que las fuerzas populares tenga mayor injerencia, es seguro que la educación podría dar mucho más. Sería un arma eficaz para el cambio, que propone ideas, que enseña a llevarlas a la práctica, que transforma un círculo vicioso en un círculo virtuoso, donde impera el  crecimiento en capital cultural, en desarrollo en valores, en ideas para la autogestión.



Por lo tanto, CONSIDERANDO LAS DIVERSAS CONCEPCIONES DE LA EDUCACIÓN, ATENDIENDO A UN FIN ESENCIALMENTE HUMANISTA DE LA MISMA QUE ASEGURE EL DESARROLLO PLENO Y SINGULAR DE CADA SER HUMANO ES QUE PLANTEAMOS ALGUNOS LINEAMIENTOS BÁSICOS PARA LA EDUCACIÓN EN UN GOBIERNO POPULAR:

   La educación en un gobierno popular debe tener autonomía política, técnica y financiera. 

Autonomía política que permita garantizar que la política educativa trascienda todo poder político partidario y esté eximida de las voluntades arbitrarias del gobierno de turno. Debe ser dirigida por órganos donde estén representados todos los actores de la comunidad educativa

.Indudablemente este requisito necesita una Ley de Educación emanada de los poderes populares.

Autonomía técnica que planifique, implemente y evalúe  las líneas de acción, garantizando el cumplimiento de los objetivos trazados y que  contribuya  a la formación de seres humanos libres, críticos y transformadores.

Autonomía financiera que asegure los recursos necesarios para  la aplicación de la política educativa en su máximo nivel.

-  La educación de un gobierno popular debe  contribuir  a la democratización de la sociedad. “Lejos de entender la educación como determinante principal de las transformaciones sociales, reconoce, ser ella elemento secundario y determinado. Sin embargo, lejos de pensar  que la educación es determinada en una sola dirección por la estructura social disolviéndose su función específica, entiende que la educación se relaciona dialécticamente con la sociedad. En este sentido, aún siendo elemento determinado, no deja de influenciar al elemento determinante. La educación debe acercar a la población la información básica construyendo paralelamente un juicio crítico que permita seleccionar lo más válido para dar explicación  a los diversos hechos y sucesos. Esta información contribuye en el proceso de construcción del conocimiento.

   Establece Carlos Cullen “La escuela como espacio público, da a los conocimientos y los saberes, universalidad, criticidad, comunicabilidad y como tal tiene significación social. En la medida que se comprenda la realidad en la que se vive y que pueda analizarse la interacción entre sus elementos,  podrán proponerse cambios a la misma.

- La educación de un gobierno popular debe se claramente planificada, que optimice los recursos humanos, tecnológicos y materiales; que se proyecte en fines claros y coherentes con el ideal de ser humano. Debe ser evaluada en cada etapa para poder replanificar en función de dicha evaluación y debe tener también sistemas de control que aseguren avances en las decisiones tomadas y en el aprovechamiento de los  recursos.

 -  La educación de un gobierno popular debe respaldar y acompañar al docente en el camino de profesionalización. Se hace imperioso imprimir a la  profesión docente la alegría y la esperanza de que el cambio es difícil pero posible a través de una concepción dialéctica de la realidad. El docente debe asumir  que es un ser  condicionado  pero no determinado y reconocer  que la Historia es tiempo de posibilidad. Que reconozca un papel altamente formador en la rabia justa, en aquella que protesta contra las injusticias, contra la deslealtad, contra el desamor, contra la explotación y la violencia y que pueda emerger, como lo establece el teólogo brasileño Fray Betto “de la esfera de la ingenuidad hacia la de la crítica…de la resignación a la utopía” aplicando rigurosidad ética en su práctica educativa.

Según Walzer la docencia como virtud ciudadana transforma al individuo socializado por la enseñanza de un participante potencial a un político potencial . Para que la docencia sea verdaderamente una virtud ciudadana y que se practique como bien común, el docente debe transitar caminos de formación de la conciencia ética donde comprenda el poder que tiene su accionar  en el aula. La política educativa comienza cuando cada maestro o profesor inicia su clase con su grupo de alumnos; cada decisión que tome con sus alumnos definirá su postura ante la educación y por consiguiente su confianza en la capacidad de transformación: los contenidos que enseña y los que deja de enseñar, las actitudes que promueve en sus alumnos y las que ignora deliberadamente, el lugar que le da al debate, a la crítica, a la investigación,  la metodología que aplica para promover la construcción del conocimiento,  son algunos de los aspectos que develan la influencia del accionar docente en los alumnos.

-La  educación de un gobierno popular debe gestar instituciones educativas  que  recuperen su  misión esencial que es la de enseñar,  y no distraer  tiempo en medidas asistencialistas. Cierto es que el niño necesita cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vestimenta, salud,  sin embargo este papel tiene  que delegarse en otros ámbitos de gobierno.

-La educación de un gobierno popular debe atender a la selección de contenidos a enseñar.  Dice Saviani: “el dominado no se libera, si él no llega a dominar aquello que los dominadores dominan. Entonces, dominar lo que los dominadores dominan es condición de libertad”. Es necesario que el pueblo se apropie de los instrumentos culturales necesarios para elevar su práctica social. 

   La educación debe  formar hombres aptos para evolucionar sin cesar, capaces de renovar los medios sociales y renovarse personalmente. Apunta a la liberación del individuo frente a sí mismo y frente a la sociedad.

- La educación de un gobierno popular debe tener un fuerte énfasis medioambientalista que  promueva, de acuerdo con la ética,  un cambio de actitudes en la relación hombre- naturaleza que beneficie, proteja y defienda al medio ambiente, lo que redundará en beneficio del ser humano. Si no se logra una propuesta pedagógica consolidada, la educación ambiental seguirá siendo un cajón de sastre lleno de actividades y propuestas carentes de rigor y de la racionalidad necesaria para lograr una experiencia educativa que impacte en el hombre y el mundo de hoy.

En conclusión, la educación ambiental debe ser una educación generada por una nueva cultura… “Un cultura viva en creación que pugna por materializarse entre conflictos para iluminar una nueva utopía: la sociedad ecológica de desarrollo sostenible”.

- Además la educación de un gobierno popular debe formar en derechos humanos, en valores, en aspectos que desarrollen la solidaridad, el trabajo cooperativo y la construcción de una sociedad igualitaria y con justicia social. 



Hemos expuesto hasta aquí algunos trazos que consideramos esenciales para comenzar esta reflexión sobre una educación de un gobierno popular.

 Quizás  nuestra exposición esté sujeta a muchas críticas y/o reflexiones diferentes. Bienvenidas todas ellas, pues en el fondo es eso lo que buscamos a la hora de hacer nuestro planteo, que implante una conciencia crítica, renovadora, la que geste en definitiva al “hombre nuevo”.

Todo proceso que apunte a un cambio radical es difícil, será necesario nutrirse de condiciones básicas para transitarlo.

 Como lo establece Gramsci: “Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.  Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”



·          *Exposición efectuada en Seminario sobre Educación realizado por el Diario La Juventud.

  • EDUARDO HERNANDEZ
  • MOVIMIENTO AVANZAR – ASAMBLEA POPULAR
  • eghernandez@adinet.com.uy