No es fácil, ni sencillo poner sobre el tapete
a la educación, si se lo quiere hacer con responsabilidad y con la seriedad que
el tema merece.
El
material que vamos a compartir consta de tres partes:
1º)Una
breve referencia al porqué del título.
2º)
Una síntesis de las diversas corrientes pedagógicas o de educación que han
existido a través de la historia, como una forma de considerar la base sobre la
cual se va a trabajar y teniendo en
cuenta que en todos los docentes afloran
al momento de enseñar huellas que quedaron en su matriz de aprendizaje cuando
fueron estudiantes.
3º)
Algunos lineamientos básicos para desarrollar la educación en un gobierno
popular.
Hemos titulado este trabajo “TRAZOS PARA UNA
EDUCACIÓN POPULAR”, precisamente, porque cuando se habla de educación, es
posible marcar trazos, como bosquejo, que sirva de base para un futuro
desarrollo, pasible de ajustes, de rectificaciones, de complementaciones y de
retroalimentaciones.
Sin
embargo, lo que no puede dudarse, es el rumbo que ese trazo marca.
Debemos
tener cuidado, pues podríamos acá elaborar la más perfecta teoría educativa,
con pautas claramente delineadas, hasta
previendo los más asombrosos resultados, y sin embargo, al aplicar dicha teoría, es probable que sus
resultados disten de las realidades concretas y de los intereses de la sociedad
que lo va a implementar.
Hoy en día, no tenemos la posibilidad
concreta de aplicar desde nuestro escenario ninguna política educativa, pero sí
estamos en condiciones de definir qué tipo de educación queremos y cuáles son
nuestros instrumentos de presente y de futuro.
En el presente podemos encaminar nuestra
lucha, la militancia y el trabajo diario, hacia metas concretas, en
aquellos espacios que forjemos de
manera de ir dándole forma al futuro.
Desde el punto de vista práctico, se trata
de retomar vigorosamente la lucha contra la discriminación y la disminución de
la enseñanza en las capas populares.
Luchar
a través de la educación significa comprometerse en el esfuerzo por
garantizar a los trabajadores, una enseñanza de la mejor calidad posible en las
condiciones históricas actuales.
El papel de una teoría revolucionaria de la
educación es dar sustancia concreta a esa bandera de lucha de modo de evitar
que sea apropiada y articulada por los intereses dominantes.
Es,
en el futuro,
donde apuntaremos todas nuestras estrategias.
Sin
embargo, tendremos que preguntarnos cuál será esa realidad en concreto.
Cuando fuerzas políticas de alto contenido
popular puedan ejercer su liderazgo, tendrán
el resultado de la aplicación de sucesivas políticas educativas que se
han caracterizado por estar teñidas de partidismo, de personalismo, de concentración
de diversas líneas de acción, que lejos de considerar un objetivo común,
responden a intereses particulares o corporativistas en la mayoría de las veces fuertemente
económicos.
Las
recetas para países tercermundistas, -como el nuestro-, elaboradas en
organismos internacionales o por burócratas, caen como regadas desde el cielo
y se aplican a rajatabla con la
complicidad servil de los actuales gobernantes.
Todo camino ajeno a éste, es quebrado, porque el sistema necesita mentes dóciles y
con poca o nula capacidad crítica.
Nada,
pero nada de lo que han aplicado ha sido ingenuo o sin sentido. Todo tiene un
rumbo. Las orientaciones dadas a cada
planificación quinquenal, se diferencian en las personas que las aplican, sin
embargo las hermanan, los mismos principios y similares características:
- abuso de poder,
-
aplicación de programas que parecieran no tener conexión pero que responden a
una estrategia definida por los sectores dominantes;
-
superposición y multiplicidad de proyectos
que cada vez están más lejos de un objetivo popular, es decir: ¿qué
hombre queremos?, por consiguiente, ¿qué sociedad queremos para nuestro país? y
por último ¿qué país necesitamos y deseamos?.
AHORA BIEN, ¿QUÉ ROL CUMPLE LA EDUCACIÓN EN UNA
SOCIEDAD?
Aquí
nos gustaría hacer una breve reseña de lo que han sido las diferentes
corrientes a través de la historia. De esta forma conociendo nuestro pasado
podremos encarar mejor el futuro.
Consideraremos como eje las tres que nos
importan por su incidencia:
-La educación tradicional - aquella donde se
decía “la letra con sangre entra”
-
La educación de la escuela nueva, y
-
La educación tecnicista que en nuestro país se aplica actualmente para
justificar por ejemplo el Plan Ceibal.
Todas
tienen en común que han sido generadas desde los intereses del modelo
capitalista burgués.
Podemos decir que las teorías sobre
educación se pueden clasificar en dos grupos. En el primero de ellos, tenemos
aquellas teorías que entienden que la educación es un instrumento de igualación
social, y en el segundo grupo están las teorías que entienden que la educación,
-por el contrario-, es un instrumento de discriminación social.
El grupo o clase que detenta mayor fuerza se
convierte en dominante apropiándose de los resultados de la producción social y
tendiendo, en consecuencia, a relegar a los demás a la condición de
oprimidos.
-Dentro del primer grupo podemos citar a la
educación llamada “ tradicional” .
Los llamados “sistemas nacionales de
enseñanza” se dieron a principios del siglo
XIX.
Su organización se inspiró, en el principio
según el cual la educación es el derecho de todos y el deber del Estado, y
estuvo en paralelo con el ascenso social
de la burguesía. Se trataba, de
construir una sociedad democrática y de consolidar la democracia burguesa.
Para superar la situación de opresión,
propia del “Antiguo Régimen”, y acceder a un tipo de sociedad fundada en el
contrato social celebrado“libremente” entre los individuos, era necesario
vencer la barrera de la ignorancia.
Sólo así sería posible transformar a los
súbditos en ciudadanos, esto es, en individuos libres, esclarecidos e
ilustrados.
¿Cómo realizar esa tarea? A través de la
enseñanza. La escuela es levantada como el gran instrumento para convertir a
los súbditos en ciudadanos, sacando a los hombres de su doble pecado histórico:
la ignorancia, miseria moral y la opresión , miseria política”.
A nuestro entender en ella, se apoyaron en
Uruguay las propuestas educativas de
José Pedro Varela y Pedro Figari, entre otros.
La escuela se organiza, como una actividad centrada en el docente, el
cual transmite conocimientos a sus alumnos, siguiendo una graduación
lógica. A éstos solo les corresponde
aprenderlos. Esa forma de enseñar, fue llamada
por Paulo Freire “concepción
bancaria” de la educación.
Sin embargo
esta teoría se correspondía con determinada manera de
organizar la escuela. Como las iniciativas venían de parte del profesor, lo
esencial era contar con un docente razonablemente bien preparado.
Dentro de las críticas a la pedagogía
tradicional nos gustaría citar a dos corrientes: Althusser, en lo que él
denominó “Aparato Ideológico del Estado”
y posteriormente la teoría de la escuela dualista.
Para Althusser la escuela constituye el
instrumento más acabado de reproducción de las relaciones de producción de tipo
capitalista.
Atrae a los niños de todas las clases
sociales y les inculca durante años de asistencia obligatoria “saberes
prácticos” determinados por la ideología
dominante.
Una gran parte de obreros y campesinos
cumple la escolaridad básica y son
introducidos en el proceso
productivo.
Otros avanzan en la escolarización no culminándolo, pasando a
integrar los cuadros medios, es decir los “pequeños burgueses de todo tipo”.
Una
pequeña parte alcanza el vértice de la pirámide escolar. Estos van a ocupar los
puestos propios de los “agentes de la explotación” en el sistema
productivo, “agentes de la represión” en
los aparatos represivos del Estado
y otros como “profesionales de la ideología” en los aparatos ideológicos del Estado.
En
todos los casos, se trata de reproducir las relaciones de explotación
capitalista.
- Por otra
parte tenemos la teoría de la
escuela dualista que fue elaborada por
C. Baudelot y R. Establet , quienes también realizan un duro cuestionamiento a
la educación tradicional, como decíamos anteriormente, de fuerte apoyo en el
modelo burgués.
Sus autores se empeñan en mostrar que la
escuela, pese a una apariencia unitaria y unificadora, es una escuela dividida
en dos grandes redes, que corresponden a la división de la sociedad capitalista
en dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado.
Según la visión de esta teoría se ve a la
escuela como aparato ideológico, la escuela cumple dos funciones básicas:
contribuye a la formación de la fuerza de trabajo y a inculcar la ideología burguesa.
La escuela es, pues, un aparato ideológico,
es decir, el aspecto ideológico es dominante y comanda el funcionamiento del aparato
escolar en su conjunto.
En el marco de la “teoría de la escuela
dualista” el papel de la escuela no es, simplemente, el de reforzar y legitimar
la marginalidad producida socialmente. Considerándose que el proletariado
dispone de una fuerza autónoma y forja en la práctica de la lucha de clases sus
propias organizaciones y su propia ideología, la escuela tiene por misión
impedir el desarrollo de la ideología del proletariado y la lucha
revolucionaria. Ella es organizada por la burguesía, para esto, como un aparato
separado de la producción. Consecuentemente la escuela califica el trabajo
intelectual y descalifica el trabajo manual, sometiendo al proletariado a la
ideología burguesa bajo un disfraz pequeño-burgués.
En consecuencia, la escuela, lejos de ser un
instrumento de igualación social es, doblemente, un factor de dominación. Convierte a los trabajadores en marginados,
no sólo por referencia a la cultura burguesa, sino también en relación con el
propio movimiento proletario, buscando arrancar del seno de ese
movimiento, a todos aquellos que
ingresan al sistema de enseñanza.
Otros
cuestionamientos, que hacen diferentes autores a la pedagogía tradicional es el
hecho que la referida escuela, más allá de no conseguir realizar su propósito
de universalización (no todos ingresaban a ella ni todos los que ingresaban
tenían éxito), además debía ceder ante
el hecho de que no todos los que tenían éxito,
se ajustaban al tipo de sociedad que se quería consolidar.
Comenzaron, entonces, a crecer las críticas
a esa teoría de la educación dando origen a una corriente llamada “escuela nueva”.
Esta teoría mantenía la creencia en el poder
de la escuela y en su función de igualación social.
Es interesante notar que algunos de los
principales representantes de la pedagogía nueva, se convirtieron a la
pedagogía partir de la preocupación por los niños con capacidades diferentes,
tal es el caso de Decroly y
Montessori. A partir de las experiencias
llevadas a cabo con niños con estas características se pretendió generalizar procedimientos
pedagógicos para el conjunto del sistema escolar. Se forma, entonces, una pedagogía que aboga
por un tratamiento diferencial a partir del “descubrimiento” de las diferencias
individuales. Los hombres son esencialmente diferentes; no se repiten; cada individuo
es único.
Se comprende, entonces, que esa manera de
entender la educación, en comparación con la pedagogía tradicional desplazó el
eje de la cuestión pedagógica, del intelecto hacia el sentimiento; del aspecto
lógico hacia el sicológico; de los contenidos cognitivos hacia los métodos pedagógicos; del profesor hacia el alumno;
del esfuerzo hacia el interés; de la disciplina hacia la espontaneidad; del
directivismo hacia el no-directivismo; de la cantidad hacia la calidad; de una
pedagogía de inspiración filosófica centrada en la ciencia de la lógica hacia
una pedagogía de inspiración experimental basada principalmente en las
contribuciones de la Biología y de la Sicología. En suma, se trata de una
teoría pedagógica que considera que lo importante no es aprender, sino aprender
a aprender.
Sin
embargo la “Escuela Nueva” perfeccionó
la calidad de la enseñanza destinada a las élites. Se ve, pues, que
paradójicamente, en lugar de resolver el problema de las diferencias sociales ,
lo agravó. Cabe señalar que su papel se manifestó más claramente en el caso de
América Latina.
A
nuestro entender nuevamente la burguesía imponía sus intereses. Ahora
implementando un modelo pedagógico que, diciendo defender a los más
desprotegidos, lograba al fin consolidar las diferencias.
Con conceptos aún aplicados como
“localización del curriculum”, se puede ver claramente que se pretende generar
un modelo educativo que hace tantos
sistemas educativos como realidades existan.
Se consolidan las clases sociales, los
dominantes y dominados. Los hijos del poder seguirán gobernando, y los hijos de
los proletarios seguirán siendo proletarios.
Aunque aparezca como contradictorio frente a
este análisis, la pedagogía tradicional es de alguna forma más revolucionaria a
la hora de nivelar socialmente, que la escuela nueva. “La tradicional les enseñaba todo a todos”.
Aún no conforme con los resultados, a
nuestro entender, el modelo imperante ha desarrollado en los últimos años, dos nuevas orientaciones
: una nueva pedagogía llamada “Tecnicista” y otra que podemos
enmarcar como Educación Compensatoria.
La educación tecnicista surge a partir de
cuestionamientos a los métodos
pedagógicos presentes en la Escuela Nueva. La consideran ineficiente en el uso
de tecnologías. A partir del presupuesto de neutralidad científica e inspirada
en los principios de racionalidad, eficiencia y productividad, esta pedagogía
tecnicista propone el reordenamiento del
proceso educativo de manera de tornarlo objetivo y operacional.
De modo semejante a lo que ocurrió con el
trabajo en las fábricas, se pretende la
objetivación del trabajo pedagógico. Aquí es el trabajador quien debe adaptarse
al proceso de trabajo, ya que este fue objetivado y organizado en forma
parcelada.
Se
buscó planificar la educación de modo de dotarla de una organización racional
capaz de minimizar las interferencias subjetivas que pudieran poner en riesgo
su eficiencia.
Para ello, es necesario operacionalizar los
objetivos y, por lo menos en ciertos aspectos, mecanizar el proceso. De ahí la
proliferación de propuestas pedagógicas tales como el enfoque sistemático, la
micro-enseñanza, la tele-enseñanza, las máquinas de enseñar, etc.
En la pedagogía tradicional la iniciativa
correspondía al docente, que era, al mismo tiempo, el sujeto del proceso, el
elemento decisivo y decisorio; en la pedagogía nueva la iniciativa se desplaza
hacia el alumno; en la pedagogía tecnicista el elemento principal pasa a ser la
organización racional de los medios, ocupando profesor y alumno una posición
secundaria, relegados a la condición de ejecutores de un proceso cuya
concepción, planeamiento, coordinación y control quedan a cargo de
especialistas supuestamente habilitados, neutros, objetivos, e imparciales. La organización
del proceso se convierte en la garantía de eficiencia, compensando y
corrigiendo las deficiencias del profesor y maximizando los efectos de su
intervención.
Mientras en la pedagogía nueva son los
profesores y los alumnos quienes deciden si utilizan o no determinados medios,
en la educación tecnicista se diría que
es el proceso el que define lo que deben hacer profesores y alumnos .
Por eso, y poniendo como ejemplo nuestro país
un Presidente de la República por su solo criterio, desconociendo incluso todas
las opiniones docentes vigentes, puede
adquirir e imponer un modelo educativo
en base a una computadora, que fuera denominado
Plan Ceibal.
La educación será concebida, pues, como un
subsistema cuyo funcionamiento eficiente es esencial para el equilibrio del
sistema social del que participa. Desde el punto de vista pedagógico se
concluye, entonces, que si para la pedagogía tradicional la cuestión central es
aprender y para la pedagogía nueva aprender a aprender, para la pedagogía tecnicista
lo que importa es aprender a hacer.
Esta
pedagogía tecnicista acabará por aumentar el caos en el campo educativo
generando tal nivel de discontinuidad, de heterogeneidad y de fragmentación,
que prácticamente impedirá el trabajo
pedagógico.
Sabemos también que buena parte de los programas
internacionales que implantan tecnología
de enseñanza en nuestros países , tienen
detrás otros intereses como, por ejemplo, la venta de artefactos
tecnológicos obsoletos .
Pero esto no es todo, en estos últimos años
en conjunto al desarrollo del modelo capitalista se ha ido gestando un nuevo
proceso que autores como Saviani han llamado
“teoría de la educación compensatoria”, cuando habla de marginalidad.
Cuando se dieron cuenta que existían
factores externos a la enseñanza que
incidían en los rendimientos de los alumnos, implementaron políticas de
asistencialismo, que ahora también debían hacerse cargo los centros de
enseñanza.
Dice Saviani “la educación compensatoria
comprende un conjunto de programas destinados a compensar deficiencias de
diferentes órdenes: de salud y alimentación, familiares, emotivas, cognitivas,
motoras, lingüísticas, etc. Tales programas acaban colocando bajo la
responsabilidad de la educación una serie de problemas que no son
específicamente educacionales, lo que significa, (... )la creencia ingenua en
el poder redentor de la educación en relación con la sociedad (...) se atribuye
entonces a la educación un conjunto de papeles que, en suma, abarcan las
diferentes modalidades de política social. La consecuencia es la pulverización
de esfuerzos y recursos con resultados prácticamente nulos desde el punto de
vista propiamente educacional”.
En efecto, tal tendencia termina por
configurar una nueva forma de rondar el problema en lugar de atacarlo de
frente”.
En nuestro país esto se ha manifestado de
las más diversas formas. Escuela de Tiempo Completo, comedores escolares,
Programa de verano educativo, y una multiplicidad de acciones sociales que
distan cada vez más del hecho de impartir educación. El sistema educativo
cumple con una cobertura social de continentación frente al fracaso del modelo
económico imperante. El modelo genera cada vez más pobre y una de las formas que las clases dominantes
tienen para disimular el problema es hacerlo abordar por el sistema público de
educación, junto con la aplicación de diferentes formas de asistencialismo, que
no hacen otra cosa que consolidar la marginación y la pobreza en todas sus
expresiones.
Es imposible afirmar que la educación pueda
transformar la realidad en su esencia, sería una visión de una educación
omnipotente, basada en una postura ingenua, en un análisis muy simplista de la
realidad. Existe un modelo económico, social y cultural que impera y determina
características a la sociedad; sin embargo se puede sostener que la educación
tiene un poder real que posibilita educar en la reflexión, educar en el
análisis de la realidad para comprender la interrelación entre las diversas
variables que afecta a cada decisión del poder de turno en pro de la
consecución de sus objetivos.
La
educación enseña a seleccionar la información necesaria para comprender un
hecho social, enseña a develar intencionalidades, estimula la capacidad de
crear estrategias transformadoras de la realidad, acciona el pensamiento
reflexivo, que puede alzar su voz ante una determinación del gobierno de turno,
enlenteciendo su accionar o por qué no, cambiándola de rumbo.
Esta sería nuestra concepción en una
sociedad como la actual, sin embargo si logramos cambiar el modelo de sociedad
imperante, por un modelo en que las fuerzas populares tenga mayor injerencia,
es seguro que la educación podría dar mucho más. Sería un arma eficaz para el
cambio, que propone ideas, que enseña a llevarlas a la práctica, que transforma
un círculo vicioso en un círculo virtuoso, donde impera el crecimiento en capital cultural, en
desarrollo en valores, en ideas para la autogestión.
Por
lo tanto, CONSIDERANDO LAS DIVERSAS CONCEPCIONES DE LA EDUCACIÓN, ATENDIENDO A
UN FIN ESENCIALMENTE HUMANISTA DE LA MISMA QUE ASEGURE EL DESARROLLO PLENO Y
SINGULAR DE CADA SER HUMANO ES QUE PLANTEAMOS ALGUNOS LINEAMIENTOS BÁSICOS PARA
LA EDUCACIÓN EN UN GOBIERNO POPULAR:
La educación en un gobierno popular debe
tener autonomía política, técnica y financiera.
Autonomía
política que permita garantizar que la política educativa trascienda todo poder
político partidario y esté eximida de las voluntades arbitrarias del gobierno
de turno. Debe ser dirigida por órganos donde estén representados todos los
actores de la comunidad educativa
.Indudablemente
este requisito necesita una Ley de Educación emanada de los poderes populares.
Autonomía
técnica que planifique, implemente y evalúe
las líneas de acción, garantizando el cumplimiento de los objetivos
trazados y que contribuya a la formación de seres humanos libres,
críticos y transformadores.
Autonomía
financiera que asegure los recursos necesarios para la aplicación de la política educativa en su
máximo nivel.
- La educación de un gobierno popular debe contribuir
a la democratización de la sociedad. “Lejos de entender la educación
como determinante principal de las transformaciones sociales, reconoce, ser
ella elemento secundario y determinado. Sin embargo, lejos de pensar que la educación es determinada en una sola
dirección por la estructura social disolviéndose su función específica,
entiende que la educación se relaciona dialécticamente con la sociedad. En este
sentido, aún siendo elemento determinado, no deja de influenciar al elemento
determinante. La educación debe acercar a la población la información básica
construyendo paralelamente un juicio crítico que permita seleccionar lo más
válido para dar explicación a los
diversos hechos y sucesos. Esta información contribuye en el proceso de
construcción del conocimiento.
Establece Carlos Cullen “La escuela como
espacio público, da a los conocimientos y los saberes, universalidad,
criticidad, comunicabilidad y como tal tiene significación social. En la medida
que se comprenda la realidad en la que se vive y que pueda analizarse la
interacción entre sus elementos, podrán
proponerse cambios a la misma.
-
La educación de un gobierno popular debe se claramente planificada, que
optimice los recursos humanos, tecnológicos y materiales; que se proyecte en
fines claros y coherentes con el ideal de ser humano. Debe ser evaluada en cada
etapa para poder replanificar en función de dicha evaluación y debe tener
también sistemas de control que aseguren avances en las decisiones tomadas y en
el aprovechamiento de los recursos.
- La
educación de un gobierno popular debe respaldar y acompañar al docente en el
camino de profesionalización. Se hace imperioso imprimir a la profesión docente la alegría y la esperanza
de que el cambio es difícil pero posible a través de una concepción dialéctica
de la realidad. El docente debe asumir
que es un ser condicionado pero no determinado y reconocer que la Historia es tiempo de posibilidad. Que
reconozca un papel altamente formador en la rabia justa, en aquella que
protesta contra las injusticias, contra la deslealtad, contra el desamor,
contra la explotación y la violencia y que pueda emerger, como lo establece el
teólogo brasileño Fray Betto “de la esfera de la ingenuidad hacia la de la
crítica…de la resignación a la utopía” aplicando rigurosidad ética en su
práctica educativa.
Según
Walzer la docencia como virtud ciudadana transforma al individuo socializado
por la enseñanza de un participante potencial a un político potencial . Para
que la docencia sea verdaderamente una virtud ciudadana y que se practique como
bien común, el docente debe transitar caminos de formación de la conciencia
ética donde comprenda el poder que tiene su accionar en el aula. La política educativa comienza
cuando cada maestro o profesor inicia su clase con su grupo de alumnos; cada
decisión que tome con sus alumnos definirá su postura ante la educación y por
consiguiente su confianza en la capacidad de transformación: los contenidos que
enseña y los que deja de enseñar, las actitudes que promueve en sus alumnos y
las que ignora deliberadamente, el lugar que le da al debate, a la crítica, a
la investigación, la metodología que
aplica para promover la construcción del conocimiento, son algunos de los aspectos que develan la
influencia del accionar docente en los alumnos.
-La educación de un gobierno popular debe gestar
instituciones educativas que recuperen su
misión esencial que es la de enseñar,
y no distraer tiempo en medidas
asistencialistas. Cierto es que el niño necesita cubrir sus necesidades básicas
de alimentación, vestimenta, salud, sin
embargo este papel tiene que delegarse
en otros ámbitos de gobierno.
-La
educación de un gobierno popular debe atender a la selección de contenidos a
enseñar. Dice Saviani: “el dominado no
se libera, si él no llega a dominar aquello que los dominadores dominan.
Entonces, dominar lo que los dominadores dominan es condición de libertad”. Es
necesario que el pueblo se apropie de los instrumentos culturales necesarios
para elevar su práctica social.
La educación debe formar hombres aptos para evolucionar sin
cesar, capaces de renovar los medios sociales y renovarse personalmente. Apunta
a la liberación del individuo frente a sí mismo y frente a la sociedad.
-
La educación de un gobierno popular debe tener un fuerte énfasis
medioambientalista que promueva, de
acuerdo con la ética, un cambio de
actitudes en la relación hombre- naturaleza que beneficie, proteja y defienda
al medio ambiente, lo que redundará en beneficio del ser humano. Si no se logra
una propuesta pedagógica consolidada, la educación ambiental seguirá siendo un
cajón de sastre lleno de actividades y propuestas carentes de rigor y de la
racionalidad necesaria para lograr una experiencia educativa que impacte en el hombre
y el mundo de hoy.
En
conclusión, la educación ambiental debe ser una educación generada por una
nueva cultura… “Un cultura viva en creación que pugna por materializarse entre
conflictos para iluminar una nueva utopía: la sociedad ecológica de desarrollo
sostenible”.
-
Además la educación de un gobierno popular debe formar en derechos humanos, en
valores, en aspectos que desarrollen la solidaridad, el trabajo cooperativo y
la construcción de una sociedad igualitaria y con justicia social.
Hemos
expuesto hasta aquí algunos trazos que consideramos esenciales para comenzar
esta reflexión sobre una educación de un gobierno popular.
Quizás
nuestra exposición esté sujeta a muchas críticas y/o reflexiones
diferentes. Bienvenidas todas ellas, pues en el fondo es eso lo que buscamos a
la hora de hacer nuestro planteo, que implante una conciencia crítica,
renovadora, la que geste en definitiva al “hombre nuevo”.
Todo
proceso que apunte a un cambio radical es difícil, será necesario nutrirse de
condiciones básicas para transitarlo.
Como lo establece Gramsci: “Instrúyanse,
porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro
entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”
·
*Exposición
efectuada en Seminario sobre Educación realizado por el Diario La Juventud.
- EDUARDO
HERNANDEZ
- MOVIMIENTO AVANZAR –
ASAMBLEA POPULAR
- eghernandez@adinet.com.uy
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